El miedo, a morir nos amenaza permanentemente y es de tal intensidad que gastamos gran parte de nuestra energía vital negando la muerte; sin embargo es paradójico que sea la conciencia de la muerte la que nos permita vivir como seres humanos. El ser humano es la única criatura dotada de una conciencia que le permite aprehender su identidad y su mismidad es decir, saberse vivo, pero dicho conocimiento a su vez lo pone de cara a la muerte. La conciencia temporal le permite no sólo vivir el presente, sino rememorar el pasado y anticipar y planear el futuro, vislumbrar su finitud, representar su propia muerte y la de sus seres queridos. La experiencia de la muerte de un ser querido es un acontecimiento que todos hemos vivido o hemos de vivir. Como adultos se espera que seamos capaces de afrontar dichas pérdidas y realizar un proceso de duelo normal, adicionalmente tenga la capacidad de explicar, contener y manejar la situación de la muerte con los niños pequeños. Se espera con este texto brindar elementos conceptuales que le permitan al adulto el reconocimiento de los procesos psicológicos y cognitivos del niño en su comprensión de la muerte.