A mediados del siglo XIX, en Chile, en la zona sur del país se experimentaba un proceso de colonización, impulsado sobre la base de un proyecto político establecido por el naciente Estado chileno; el cual se vio plasmado en la llegada de extranjeros germanos. Con el pasar de los años el fenómeno que ocurre es que, el germano emprende un avance latifundista y económico, lo cual genera que el indígena se vea arrastrado a un sistema económico, que para muchos resulta desconocido. De este modo, se comienza a gestar una presión sobre la propiedad de la tierra dado el creciente interés de los colonos hacia ella. Los indígenas darán una larga batalla, sin embargo, el principal benefactor de los colonos el Estado chileno, abogará de manera incipiente por la protección y los derechos indígenas, por ende los germanos serán beneficiados por la nula fiscalización de las medidas de protección, quienes quedarán desamparados ante un Estado en expansión y en busca de control territorial y todavía, una colonia que, coherente con esa política, busca la explotación de los recursos, como nunca se había visto en la región.