La implementación de talleres, en esta experiencia, permitió crear un espacio en el cual los niños se sintieron contenidos, se animaron a compartir experiencias y se divirtieron, mostrándose interesados en las diversas actividades propuestas. Dicho taller tuvo actividades planificadas y de corta duración, obteniendo un impacto positivo y logrando la participación activa de cada uno de los niños. Además, la utilización de situaciones inesperadas (peleas, descontrol) como ejemplo de conductas negativas facilitó la adquisición y expresión de emociones positivas y tolerancia con el otro. En concordancia con programas de promoción de la salud física y mental realizados en otras provincias, se considera que el ámbito óptimo para el desarrollo de estos talleres es la escuela, uno de los contextos de mayor relevancia en la infancia. En la escuela los niños adquieren y aprenden a utilizar diversas herramientas que les ayudan a sentir mejor consigo mismos y desenvolverse socialmente de un modo más efectivo, propiciando un mejor aprendizaje social e intelectual.