La competencia científica favorece la aplicación de conocimientos, enfatizando en las diferentes esferas involucradas en la actividad profesional, con énfasis principal en las dimensiones epistemológica, metodológica, técnica y social. Ello requiere el diseño y puesta en práctica de instrumentos para el trabajo investigativo y establecer maneras de comunicación, interacción y colaboración entre investigadores grupos e instituciones, que propicien no solo la obtención de resultados de alto impacto sino la visibilidad de los investigadores y las instituciones. La formación de competencias científicas es un proceso intencional que la universidad debe estructurar en todos los niveles, para contribuir al desarrollo técnico y científico de un país, sobre la base de la actividad de investigadores, grupos y/o instituciones, por lo que constituye un tema de gran importancia en los momentos actuales.